Aproximadamente hay 30.000 niños sin hogar en Moscú que duermen en escaleras, cubos de basura, estaciones del metro, entre las tuberías del suministro de agua caliente, en túneles subterráneos o en las alcantarillas. Que tienen que buscarse la vida como pueden y sobrevivir al duro invierno. Muchos de ellos huelen el pegamento para contener el hambre y escaparse del violento mundo que les rodea. Con todo, consideran que la vida en las calles es una alternativa mejor a la que ya han experimentado, incluso en sus hogares. Cada año 100.000 menores abandonan sus hogares para vivir en las calles de Moscú.
El documental nos muestra la abrumadora crisis a la que se enfrenta Rusia, concretamente Moscú, por medio de los relatos de estos niños que viven en condiciones deplorables, y que a su vez en muchas ocasiones se enfrentan a la brutalidad policial y a la muerte, que de forma directa o indirecta se cruza en sus vidas.
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