Llegamos a este 8 de marzo convencidas de que el ataque hacia nuestros
derechos no ha hecho otra cosa que acrecentarse durante los últimos
años, utilizando la crisis como excusa . Por ello no cabe otra salida
más que la organización entorno a una ofensiva feminista,
anticapitalista y de clase.
A las mujeres nos afecta más la crisis porque nos afecta de una manera
determinada este sistema económico, por ello trabajamos más para cobrar
lo mismo en una constante batalla contra la brecha salarial, abarrotamos
las cifras de empleos a tiempo parcial, puestos de trabajo temporales y
tenemos la exclusividad de los cuidados, que no son otra cosa que el
mantenimiento de la vida privada para sustentar la vida de la esfera
pública, siendo esta la única forma de conciliar vida labora y familiar
que plantea el capitalismo: doble jornada laboral para ellas, una
precaria y la otra invisibilizada.
El mantenimiento de la vida privada es lo que está haciendo que volvamos
de manera masiva a los hogares, pues además de echarnos de los centros
de trabajo, las medidas criminales del actual gobierno nos empuja a las
casas continuando los recortes del anterior y eliminando servicios
básicos que provocan que sean ellas las que vuelvan a casa para mantener
la vida de la que el estado no se encarga. Frente a esto, respondemos en las calles.
Otra de las consecuencias de su crisis es que cada vez son más escasos
los medios que tiene la juventud para poder tener una vida digna.
El elevadísimo paro juvenil, la precarización para el acceso a la
sanidad pública, la subida de tasas y los contratos basura son algunos
de los ejemplos que hacen que la situación de la juventud sea cada vez
más dramática, teniendo que mantener en muchos casos a parte de su
familia, por no contar ninguno de los integrantes de salario o
prestación.
Es esta primacía del capital frente a las personas la que está
provocando un alarmante aumento de personas que se prostituyen para
poder sobrevivir, entre ellas, cada vez más mujeres jóvenes y personas
que hacía años que pudieron dejar esta forma de explotación, que no es
otra cosa que una de las muestras más duras de un sistema criminal como
es el capitalista, siendo las mujeres doblemente explotadas, por ser
mujeres y por ser clase obrera.
Frente a esto, respondemos en las calles.
Además, no es suficiente con echarnos de los empleos abocándonos a la
vuelta a los hogares, ni se conforman con dejarnos escasísimos
mecanismos para sobrevivir en un sistema como este, sino que además, nos
quieren silenciar.
Nos imponen silencio cuando no escuchan nuestras denuncias, cuando
ejecutan de manera parcial una ya de por sí muy mejorable Ley Integral
Contra Violencia de Género, cuando retiran presupuesto para su
prevención y también, cuando limitan los recursos de la sanidad
convirtiendo este servicio básico en un privilegio en el que las y los
migrantes no tienen voz y cuando nos amenazan con quitarnos aún más
derechos para decidir sobre nuestros cuerpos.
Ante esto, no nos resignamos, nos organizamos bajo la convicción de que
es imprescindible que el feminismo se fortalezca, acumulando fuerzas en
torno a la lucha de las mujeres, tejiendo redes de solidaridad para
creando espacios de apoyo mutuo, de análisis y de trabajo.
Sabemos que es desde la unión y la alianza de las que ya no aguantan más
desde donde se creen espacios que organicen la respuesta en los centros
de trabajo, de salud, escuelas, universidades, hogares,...todas juntas y
juntos en las calles, porque no nos resignamos a aguantar sus ataques RESPONDEMOS EN LAS CALLES.
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